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Monseñor, ¿Cuál es el motivo de su visita?
Cuando asumí el desafío de la Arquidiócesis de San Juan, me encontré con esta devoción a "Ntra. Sra. del Rosario" de Andacollo, la que era muy fuerte y va creciendo con el paso de los años. La advocación la llevan tres parroquias y decenas de capillas en tantos pueblos. Es ahí que me di cuenta de la importancia. En muchos pueblos también la fiesta principal es el 26 de diciembre, como lo es la Fiesta Grande en esta Arquidiócesis. Por tal razón realizo esta visita, para conocer el Santuario y llevar la experiencia a las comunidades.
¿Por qué este especial interés?
Esta devoción fue transmitida por hermanos chilenos hace muchos años, quienes cruzaron la cordillera en busca de trabajo y para asentarse allí. Esta comunicación fue muy intensa y llevaron el amor a la Virgen bajo la advocación de Andacollo. Al igual que aquí, nosotros tenemos centenares de danzantes y chinos de la Virgen. Es un lazo muy familiar de nuestro pueblo que se siente muy querido y unidos por Jesucristo de la mano de María.
La Virgen nos hace sentir más hermanos aunque haya una cordillera de por medio. Esta obra próxima del túnel de Agua Negra, nos acercará aun más, no sólo en lo económico y social, sino también en lo espiritual y religioso. Será más fácil venir a visitar familiares y por supuesto ir a Andacollo.
¿Cuáles son sus principales desafío como Pastor en su Arquidiócesis?
Uno de los más importantes es fortalecer la fe cristianan como hijos de Dios, que siempre debe estar creciendo. El que nos sintamos verdaderos hijos de Dios y que se exprese en la familia, en las comunidades, en donde estemos. Que nos haga abrir los ojos y ver las necesidades de nuestros hermanos más pobres, vulnerables, solos o enfermos. El Papa nos invita a esta misericordia. Acordarse del resto y no pensar en uno mismo. Salir a hacer el bien en nombre de Jesucristo.
¿Algunas palabras que quisiera dedicar a los fieles de la Arquidiócesis de La Serena?
Quisiera pedir la bendición para todos ustedes y que Dios los acompañe siempre. Pidámosle al Señor que nos abra los ojos para mirar a nuestros hermanos y así llevarles la alegría de ser hijos de Él. Que Dios los bendiga.