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La comunidad cristiana celebra hoy el 4° domingo de Pascua conocido como Domingo del Buen Pastor, por el Evangelio que se proclama y la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, prevista anualmente para este día.
El texto en referencia (cfr. Jn 10, 27-30) es parte del conocido capítulo 10 del cuarto Evangelio que presenta a Cristo como el Buen Pastor y también la Puerta de acceso para pastores y ovejas. Corresponde este domingo la parte final de este capítulo, que describe la relación Pastor ovejas.
Resalta en esta página la unión íntima de Jesús con su Padre: “El Padre y Yo somos uno” (v.30), como también la que establece con la humanidad, mediante la metáfora del Pastor y las ovejas: “Mis ovejas escuchan mi voz, yo las conozco y ellas me siguen; yo les doy vida eterna y jamás perecerán, y nadie las arrancará de mi mano” (vv.27-28).
En este domingo del Buen Pastor damos gracias a Dios en comunidad por el pastoreo de nuestro Señor en relación a todos nosotros. Él, en su condición de Buen Pastor, nos habla y alimenta domingo tras domingo. Su Palabra es vida, su Cuerpo y Sangre fortalecen nuestra vida, su entrega generosa hasta la muerte y su resurrección gloriosa son la vida perenne que debemos participar a las hermanas y hermanos de camino.
Damos gracias a Dios por el don de nuestra vida y la hermosa vocación que Él nos ha regalado y le pedimos: “que germinen las semillas que esparces con generosidad en el campo de tu Iglesia” (cfr. Misal Romano, Por las Vocaciones a las Sagradas Órdenes, oración después de la comunión, p.992), vocaciones laicales, de religiosas y religiosos, de diáconos permanentes y sacerdotales.
Aprendamos de su cercanía a las personas, actitud manifestada en el conocimiento: “Yo las conozco y ellas me siguen” (v. 27), en ofrecer por ellas su vida: “Yo les doy vida eterna” (v. 28), pues Él las custodia y defiende: “jamás perecerán y nadie las arrancará de mi mano” (v.28). La vida que Él ofrece a los suyos, es la que ha experimentado junto al Padre y la comunica abundantemente a todos.
En este domingo, junto con manifestar gratitud a Dios por la belleza y profundidad de su Palabra, como por el pastoreo de su Hijo en relación a todos nosotros, busquemos escuchar su voz, para conocerlo y reconocerlo siempre de nuevo, seguirlo, manifestarle la humilde adhesión de la fe, celebrándolo en la comunidad creyente, para luego anunciarlo como el Buen Pastor resucitado “que dio la vida por sus ovejas y se entregó a la muerte por su rebaño” (Antífona de comunión).
Al conmemorar hoy también el Día de la Madre, junto con saludarlas muy cordialmente, les manifestamos profunda gratitud por su entrega generosa, desinteresada y fiel. Las confiamos a la Virgen María, Madre de Jesucristo el Buen Pastor, solicitándole su bondadosa intercesión por ellas. ¡Feliz día del Buen Pastor y también de la Madre!
