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Teniendo especialmente presente en las oraciones a quienes sufren en las Diócesis de Copiapó y Antofagasta, se celebró en la Catedral de La Serena, la Misa Crismal, presidida por el Arzobispo, Mons. René Rebolledo y concelebrada por el Obispo Emérito, Mons. Manuel Donoso, junto a todo el Clero diocesano.
En esta Eucaristía, en un templo colmado de fieles representando a las cuatro vicarías de la Arquidiócesis, se bendijo el Santo Crisma y los óleos con que se consagran algunos sacramentos y los sacerdotes renovaron las promesas que hicieron el día en que fueron ordenados, ahora en presencia de representantes de diferentes comunidades católicas que llegaron a acompañarlos.
En su homilía el Arzobispo Mons. René Rebolledo destacó que “en el curso del año, es esta la celebración que expresa más profundamente la comunión entre el Obispo y sus principales colaboradores, los hermanos sacerdotes, junto a los demás consagrados y la comunidad de los fieles”.
Luego afirmó Mons. Rebolledo que “el presbiterio de La Serena, junto al Arzobispo, debe ser una comunidad de hermanos sacerdotes buscadores del Señor, fervorosos en la vocación recibida, creativos, entusiasmados y totalmente entregados a la evangelización”, como también señaló que “es preciso tener los ojos y el corazón abierto para salir al encuentro del clamor de los que sufren. Que ellos se encuentren en la Iglesia ‘un motivo para seguir esperando’; este anhelo debemos concretar en todas nuestras comunidades”, sentenció el Pastor.
Respecto a la renovación de las promesas de fidelidad a Dios que hicieran por primera vez el día que fueron ordenados. El padre Carlos Bolelli, párroco de Algarrobito, dijo que “es un momento muy emocionante, porque por una parte me remonta a la Ultima Cena cuando Jesús instituye el sacerdocio; y por otra parte, me remonta al momento en que el Obispo impuso las manos y fui ordenado sacerdote. Renovar ese compromiso de amor a Dios y de servicio ha sido siempre una experiencia maravillosa”.
También esta celebración de la Misa Crismal es un momento para que los sacerdotes agradezcan las oraciones del Pueblo de Dios por las vocaciones sacerdotales. El padre Ariel Robledo, párroco de San Juan en Coquimbo, dijo que “sin la oración de la comunidad la vida del sacerdote comienza en una sequedad, porque es en ella que se cimienta nuestra vida de fe. Quiero agradecer a cada una de las personas que reza por los sacerdotes, que ora por las vacaciones, por los seminaristas, y pedirles que lo sigan haciendo para que podamos tener muchas más vocaciones dentro de nuestra arquidiócesis”.
Al concluir la misa Crismal, el director de la Pastoral Social Diocesana, Patricio Alegre dio cuenta del monto reunido hasta ahora en las colectas para ir en ayuda de las personas afectadas por las lluvias en Copiapó y Antofagasta, que llegó a los $5.983.937, que serán entregados a Caritas Chile, aunque aún falta recibir los aportes de algunas comunidades más alejadas.
