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Una intensa niebla cubría las calles de La Serena la fría mañana del sábado 20 de junio y, aunque se hacía lento el avance de los vehículos, con gran fervor comenzaron a llegar los discípulos misioneros que dan vida a la Iglesia que camina entre los valles de Elqui y Limarí. Ya que, venidos desde todos los rincones de la Arquidiócesis, se reunieron en dependencias del Colegio “Francisco Palau” 180 agentes pastorales para dar inicio al Primer Congreso Misionero Arquidiocesano.
El encuentro, convocado por la Comisión Arquidiocesana de Misiones, tuvo como lema “Id al mundo entero y anunciad el Evangelio a toda la creación” (Mc 16, 15). El objetivo principal de realizar esta jornada, explica el asesor de la comisión, Pbro. Francisco Mesa, fue “dar un impulso misionero a la vida de la Iglesia en la Arquidiócesis. Este encuentro está dentro del marco del Primer Congreso Misionero Nacional que se efectuará en Punta de Tralca en noviembre próximo. Por otra parte, animar a las parroquias a formar su equipo de misiones para unirse al trabajo que estamos realizando en las cuatro vicarías”.
Posterior a la inscripción, desayuno y Oración de Laudes, Mons. René Rebolledo dio la bienvenida a los presentes, para luego dar paso al primer tema, una mirada a la realidad nacional y regional que contextualiza la misión, expuesto por el sociólogo Sergio Murga.
“La misión la entendemos como un envío, por tanto, necesariamente debemos conocer cual es el terreno al que somos enviados y con quien me voy a encontrar. Es de suma importancia acercarse a la gente, conversar con ellos y ser capaces de escucharlos, conocerlos, antes del anuncio”, señaló el académico.
Asimismo Mons. Jorge Vega, Obispo Prelado de Illapel, compartió con los participantes su mirada respecto a cómo ser misionero en el Norte Chico de Chile. “La misión implica salir, tanto de uno mismo como geográficamente. Partir a otros lugares; una parroquia que necesite profundizar su fe, otra ciudad, provincia, región e incluso país. Es necesario atreverse a salir del propio territorio…”, sostuvo.
Presente también en la jornada, el Director Nacional de las Obras Misionales Pontificias, P. Gianluca Rosso, quien expuso el tema de la misión desde el punto de vista de la historia. El sacerdote invitó a los grupos misioneros de la Arquidiócesis a “tomar en serio nuestro ser cristiano, que somos beneficiarios del don de la fe y como decía san Juan Pablo II: la fe se fortalece dándola, entonces tenemos que compartir este tesoro. Hay que enriquecerse de la experiencia de dos mil años de evangelización que han realizado nuestros predecesores”.
Finalizado el Congreso, los misioneros y misioneras se encomendaron al manto protector de la Santísima Virgen María, “Nuestra Señora del Rosario de Andacollo”, para afrontar el desafío de salir al encuentro de los hermanos que quieren conocer más profundamente a Jesús y anunciar su Evangelio.
