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Fundado el año 1855 por las religiosas de los Sagrados Corazones, el establecimiento tenía como propósito educar a las jóvenes serenenses, acorde a las exigencias de la sociedad en aquella época. Sin embargo, en el verano de 1929 la comunidad fundadora fue trasladada a la ciudad de Valparaíso. Una gran inquietud se apoderó en autoridades de la Iglesia y del pueblo serenense.
Ante la preocupación de las familias de la zona, el entonces Arzobispo de La Serena Mons. José María Caro, solicitó a las Hermanas de la Providencia establecerse en la ciudad colonial y asumir la misión de educar y evangelizar en el Colegio Sagrados Corazones, cuyo proyecto educativo es descubrir talentos, facilitar aprendizajes y desarrollar competencias, junto a una sólida formación valórica y católica de sus educandos.
“Para nosotros educar es la feliz unión de la pedagogía con la evangelización. Cristo es el centro del proyecto educativo de esta institución, por eso hoy damos gracias a Dios por toda las bondades que nos ha regalado”, señaló la Madre Ana Rozas Gutiérrez, directora del establecimiento que desde el año 2000 tiene calidad de mixto.
Por tal razón, el pasado viernes 26 de junio se realizó en dependencias del Colegio el Acto Oficial para conmemorar el aniversario 160 de su fundación. En la oportunidad, se reconoció el aporte espiritual que día a día realizan las Hermanas de la Providencia, a quienes se rindió un sentido homenaje. Tomó parte de la ceremonia una delegación significativa de religiosas, quienes sirven en otros lugares del país, presididas por la Superiora Provincial de la congregación, Madre Ana Teresa Araya, quien manifestó: “en estos 160 años de servicio y entrega generosa, lo que más se destaca en la formación integral que se le da a los alumnos, es el amor de Dios Padre providente, que los acoge a todos. La compasión solidaria y creativa de nuestra fundadora, Madre Bernarda Morín, y de nuestra patrona congregacional, la Virgen de los Dolores. Cada hermana de la Providencia procura realizar su servicio en base a tres virtudes fundamentales; humildad, simplicidad y caridad”.
Por su parte don Fernando Blümel, presidente del Centro General de Padres y Apoderados, destacó el importante aporte del establecimiento y la congregación. “Es una labor hermosa y abnegada que por tantos años han realizado en nuestro medio, entregando el mensaje del Evangelio en la educación de nuestros hijos”, sentenció.
Al mediodía del domingo 28 de junio la comunidad educativa en pleno peregrinó al Templo Catedral para participar de la Eucaristía, acción de gracias a Dios, que fue presidida por Mons. René Rebolledo.
En su homilía el Pastor Arquidiocesano felicitó a los directivos, administrativos, funcionarios, cuerpo docente, estudiantes y ex alumnos por la larga trayectoria del prestigioso colegio, agradeciendo también el abnegado servicio de las religiosas y sus colaboradores. “Este significativo aniversario los encuentra cuando en el mundo se cruzan desafíos de todo orden, especialmente en relación a la fe, a la familia, al medio ambiente, a las vocaciones, entre otros. Prosigan adelante, en el nombre del Señor, ofreciendo a las actuales y futuras generaciones de estudiantes un bello testimonio de fe, un ambiente fraternal; afronten con creatividad y audacia los retos de nuestro tiempo; den gracias a Dios por el bien que en su nombre pueden hacer y asuman los dolores e incomprensiones a la luz del misterio pascual de nuestro Señor. Ocúpense de todos los estudiantes, especialmente de los más pobres y necesitados”, indicó el Arzobispo.