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Según cuenta la leyenda, la pequeña imagen de 10 centímetros de la Virgen del Rosario fue encontrada por una niña en una quebrada cercana al pueblo de El Peral, que está ubicado a veinte minutos de Punitaqui.
Acorde a la información recabada por los fieles, los registros más antiguos de la fiesta de la Virgen datan de 1848, fecha en la que mediante un escrito se relataba como se organizaba la comunidad para realizar la que, ya en ese entonces, era toda una tradición en el pueblo.
De este modo, durante el segundo fin de semana de octubre miles de peregrinos llegaron a la localidad de El Peral para saludar y encomendarse a la Virgen del Rosario, bajo el lema: “Con María oremos en familia”.
“La fiesta parte en el mes de agosto con la peregrinación de la Virgen por cada uno de los hogares. Una vez finalizada la visita a las casas se prepara la novena y los días principales de celebración. La fe y el amor a nuestra Madre se explica porque Ella es la identidad que tenemos como pueblo, no tenemos mucho que ofrecer a quienes nos visitan, pero cada año llegan miles de personas para pedirle a la Virgen del Rosario que interceda por ellos”, enfatizó Mario Ortiz, coordinador de la comunidad de El Peral.
En el día principal de fiesta, los fieles se congregaron en la explanada preparada especialmente para la celebración de la Eucaristía, que fue presidida por el Arzobispo de La Serena, Mons. René Rebolledo. El Pastor les agradeció la iniciativa de dedicar la festividad haciendo oración por las familias, invitando a que esta preocupación continúe a lo largo del año y durante el 2016, ya que precisamente es la prioridad que las Orientaciones Pastorales Arquidiocesanas invitan a trabajar durante este período.
Posterior a la Santa Misa, miles de peregrinos animados por algunos de los tradicionales bailes religiosos de la Zonal Ovalle, caminaron por el pueblo en la tradicional procesión, que durante todo momento fue acompañado del rezo del Santo Rosario.
Cristián Naranjo, originario de El Peral, viajó especialmente desde Antofagasta para agradecer a la Virgen del Rosario y encomendar su vida y la de su familia a su patroncita. “Hace 15 años que no había podido venir a la fiesta, antes de irme al norte participaba en el baile religioso y estar nuevamente acá me llena de emoción”, indicó.
Finalmente el P. José Pérez, párroco en “Inmaculada Concepción” de Punitaqui, a la cual pertenece la comunidad, señaló: “esta fiesta reúne a toda la familia y es un encuentro de especial amor con Dios y nuestra Madre. Es, a la vez, una ocasión propicia para evangelizar a nuestros hermanos más alejados y que son convocados en esta fiesta, para recibir la bendición del Señor y de la Virgen del Rosario”.
