Domingo 09 de Enero, 2022

El Bautismo del Señor

 


En su artículo dominical, el Arzobispo de La Serena solicitó que el Señor “renueve en nosotros, como en todos los bautizados, las gracias recibidas en este sacramento”.

En este segundo domingo del nuevo año que comenzamos hace pocos días, celebramos como comunidad cristiana la fiesta del Bautismo de Nuestro Señor. Finaliza hoy el tiempo de Navidad. Por la tarde, es costumbre retirar símbolos propios de este ciclo, como el árbol navideño y el pesebre. Iniciamos así la 1? semana del tiempo Ordinario. Son algunas semanas que preceden a la Cuaresma, que comenzaremos el Miércoles de Ceniza, el 2 de marzo próximo, Dios mediante.

El Bautismo de Jesús señala el comienzo de su misión pública. Las palabras del Padre: “tú eres mi Hijo querido, mi predilecto” (v 22), lo confirman como  el anunciado que debía venir e investido como el enviado.

La Palabra del Señor  ilumina  las celebraciones de la comunidad cristiana ofreciendo los contenidos de los cuales hace memoria. Corresponde hoy la proclamación del hecho bíblico en boca del evangelista  Lucas (cfr. Lc 3, 15-16. 21-22). En el relato sobre el acontecimiento del Jordán, contemplamos primeramente el testimonio de Juan sobre la persona de Jesús y el bautismo que él confiere: “Yo los bautizo con agua; pero viene uno con más autoridad que yo, y yo no soy digno para soltarle la correa de sus sandalias. Él los bautizará con Espíritu Santo y fuego” (v.16). Luego, la teofanía trinitaria: “mientras oraba, se abrió el cielo, bajó sobre Él el Espíritu Santo en forma de paloma y se escuchó una voz del cielo: “Tú eres mi Hijo querido, mi predilecto” (vv. 21-22).

En su Bautismo Jesús es manifestado como el Hijo predilecto de Dios. Él es su enviado, el elegido por el Espíritu. Pleno del Espíritu, proclamado como el Mesías, se dispone a comenzar su misión salvífica.

Celebrar hoy la fiesta del Bautismo de Jesús - prototipo del nuestro- favorece que podamos hacer memoria del sacramento recibido como una de las grandes bendiciones de Dios en nuestra vida, gracias también a la mediación preciosa de nuestros padres, familiares y catequistas, entre otros. Bellamente lo expresa el Prefacio: “Tú quisiste expresar, con signos admirables en el río Jordán, el misterio del nuevo bautismo”.

Pedimos hoy al Señor renueve en nosotros, como en todos los bautizados, las gracias recibidas en este sacramento. Le pedimos al Señor rezando especialmente con la Oración Colecta: “concede a tus hijos, renacidos del agua y del Espíritu, perseverar siempre en el cumplimiento de tu voluntad”.

Como para Cristo nuestro Señor, también para nosotros el bautismo es una misión. Constituidos por el sacramento en sus discípulos misioneros, estamos llamados a conocerlo más profundamente, a amarlo, seguirlo, celebrarlo y anunciarlo, con nuestra presencia, palabras y el humilde testimonio de nuestras obras. ¡Permita Él que así sea!


    
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