Martes 28 de Junio, 2022

Ordenación de cuatro nuevos diáconos permanentes en Ovalle

 


El lunes 27 de junio recibieron de manos del Arzobispo René Rebolledo, la ordenación diaconal los señores: Roberto Cortés Manzano, Carlos Hidalgo Cuello, Alfonso Berríos Castro y Tito Navea Aguirre.

Animados en la esperanza, un grupo reducido de fieles -para resguardar las condiciones sanitarias- se congregaron la tarde del lunes 27 de junio en el templo de la parroquia “El Divino Salvador” de Ovalle, con ocasión de hacerse partícipes de la Ordenación de cuatro nuevos diáconos permanentes para la Iglesia en la Arquidiócesis de La Serena.

Se trata de dos integrantes de la parroquia “El Divino Salvador” de Ovalle, Alfonso Enrique Berríos Castro y Tito Enrique Navea Aguirre. Fue este último quien señaló estar “emocionado y agradecido de la comunidad arquidiocesana por esta ordenación. Han sido siete años muy hermosos, la formación ha sido muy provechosa. Hemos crecido en la fe y el espíritu, en lo que hoy representa la culminación e inicio de un nuevo camino”.

Otro de los diáconos ordenados pertenece a la parroquia “San Vicente Ferrer” de la capital limarina, Roberto Antonio Cortés Manzano, quien manifestó sentir “una emoción muy grande al saber que el Señor me ha llamado para este servicio tan bonito. Le doy las gracias a la comunidad parroquial, mi familia y a los formadores. Para mí es muy importante retribuirle a Dios todo lo que me ha entregado, me siento privilegiado de que Él se haya fijado en mí para encomendarme servir a mis hermanos”.

En tanto, Carlos Alberto Hidalgo Cuello, de la parroquia “La Inmaculada” de la Villa Tuquí en la Perla del Limarí, expresó sus agradecimientos “a Dios porque se ha fijado en mí, lo único que le pido es que nunca me suelte la mano, porque yo sin Él no soy nada. Cuento con el apoyo de mi familia, ya que no es una decisión que tomé individualmente y considero que me ayudará a fortalecer el matrimonio, pues a través de Jesucristo crecemos en la fe”.

¡Sean hombres de fe!

La Eucaristía fue presidida por el Arzobispo René Rebolledo Salinas, quien en su homilía se dirigió a los hermanos llamados al diaconado permanente, enfatizando que “el Señor les ha concedido innumerables bienes: su vida, familia -esposa e hijos como también otros familiares- un apostolado fecundo en sus comunidades parroquiales, el llamado, el discernimiento que han realizado, la preparación durante varios años en la Escuela del Diaconado Permanente “San Lorenzo”, la elección que hace hoy su pastor -en nombre del Señor y de la Iglesia- al ordenarlos diáconos permanentes y enviarlos en misión”.

Además, hizo mención que el diácono permanente “tiene como misión, ante todo, su propia familia. Procura los días de su vida amar con gran generosidad a los suyos, entregándose por entero a ellos, llevándolos con la libertad de los hijos de Dios a amar a Cristo. Asume, con igual generosidad, fe y amor la misión encomendada por la Iglesia en la persona del Arzobispo y se entrega en cuerpo y alma a esa misión. En especial manifiesta cercanía, aprecio y amor verdadero por los pobres, necesitados, enfermos, sin techo, encarcelados… todos apostolados que poco brillan ante los ojos del mundo, pero grandemente a los de Dios”.

Finalmente, los instó a ser hombres buenos, “sería hermoso que así los reconociera la comunidad cristiana. Que su bondad sea para con todos, especialmente con los pobres, sufrientes y necesitados. Sean bondadosos a ejemplo de nuestro Señor, como lo fueron los santos y tantos de nuestros antepasados. Ustedes mismos y sus familias estén plenas de fe y sepan descubrir como el Espíritu Santo actúa también hoy en las personas, a través de acontecimientos y en los signos de los tiempos. Para ello, deben ser hombres de fe. Es imposible buscar acrecentar la fe en las personas y comunidades, si nosotros mismos no somos hombres de fe ¡Sean hombres de fe! Busquen al Señor en toda circunstancia. ¡Practiquen su fe! Participen de la celebración eucarística, idealmente cada día. Recen y hagan rezar. Recen en familia. Es un testimonio hermoso rezar en familia. Su esposa y sus hijos no olvidarán este testimonio”.

Caminando juntos en la misión

Presente en la ocasión, el P. José Luis Flores, Director Arquidiocesano de la Escuela de Diáconos Permanentes “San Lorenzo”, sostuvo que “se agregan hermanos al servicio, animación y acompañar comunidades muy especiales. El ministro que se ordena tiene que estar donde no hay aplausos, brillo, ni reconocimiento, sirviendo a través de la Palabra, la caridad y la liturgia”.

El P. Gerardo Soto, Vicario del Limarí y párroco en “El Divino Salvador” y en “La Inmaculada”, anheló que esto signifique “un signo de la vitalidad de nuestra Arquidiócesis. Ojalá que sirva de ejemplo para otros hermanos que animen a este servicio y que propicien el crecimiento de la Iglesia. Debemos seguir anunciando a Cristo y su evangelio, suscitando comunidades donde se viva, profundice y celebre la fe”.

Por su parte, el P. Jorge Arancibia, párroco en “San Vicente Ferrer”, envió un mensaje para los nuevos diáconos recientemente ordenados: “esperamos poder trabajar juntos, seguir evangelizando y anunciando a Jesucristo. Sirvan a la Iglesia, sean diáconos verdaderamente y enamórense siempre de Dios”.

Fotografia y reporteo: Johanka Taucare Véliz, corresponsal pastoral

Redacción: Fabián Martínez Torres, periodista


    
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