Lunes 04 de Julio, 2022

“Vayan, que Yo los envío” (Lc 10, 3)

 


“En un mundo afectado por múltiples cambios culturales, más intenso es el llamado a comprometerse en corresponsabilidad, para anunciarlo a Él”, hizo hincapié el Arzobispo René Rebolledo en su columna dominical.

En este primer domingo de julio la comunidad cristiana celebra el 14° del Tiempo Ordinario. En el primer día de la semana –domingo- convocados por el Señor, los fieles celebran su memoria –pasión, muerte y resurrección- escuchando su Palabra, alimentándose de su Cuerpo y Sangre, como también enriqueciéndose del testimonio fraterno de los participantes, especialmente en el fervor con que se viven los divinos misterios.

La Palabra del Señor ilumina todas las celebraciones de la Iglesia, ofreciendo los contenidos de ellas, como también los encuentros, programas y otros de la vida en comunidad, obviamente es también deseable la lectura personal -su reflexión y oración con la Palabra- e igualmente en familia. Sin duda, será de gran bendición para los que se acercan con amor a conocerla más profundamente, procurando también que ella inspire la vida.

El evangelio que se proclama hoy (cfr. Lc 10, 1-12. 17-20) –misión de los setenta y dos-, prosigue al del domingo pasado (cfr. Lc 9, 51-62). El Señor al designarlos los envía para que le precedan en los pueblos y lugares donde Él se dirigiría. Pronuncia su conocida Palabra: “La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los campos que envíe trabajadores para su cosecha” (v. 2). Resalto algunos particulares. Ante todo, la observación: “La cosecha es abundante, pero los trabajadores son  pocos”. Me hace pensar en aquella frase de Juan: “levanten los ojos y observen los campos que ya están madurando para la cosecha” (Jn 4, 35). En un mundo afectado por múltiples cambios culturales, más intenso es el llamado a comprometerse en corresponsabilidad, para anunciarlo a Él. Luego, el llamado a la oración, pues este es el único instrumento capaz de actuar al mismo tiempo en el campo de la gracia y en el de la libertad, permitiendo al hombre acoger el llamado y responder a Dios. Posibilita entregarse a su voluntad y ofrecerle una respuesta generosa a su llamado. Prosigue el Señor con algunas recomendaciones acerca de lo ligero del equipaje a portar, como de actitudes, deseando la paz al entrar en una casa, sanando a los enfermos que haya y anunciando que ha llegado el Reino de Dios (cfr. vv. 5-9). Previene, al mismo tiempo, que el enviado no pudiera ser bien recibido e incluso rechazado (cfr. vv. 10-12). En efecto, con frecuencia, ni su persona, tampoco el mensaje son acogidos con agrado, particularmente en un mundo secularizado como el nuestro.

Son varios los particulares sobre los cuales la comunidad cristiana puede reflexionar en este día. Sin duda, las intervenciones preparadas, como las mismas celebraciones -invocando la luz del Espíritu Santo- ofrecerán a ella algunos aspectos de la infinita virtualidad  de la Palabra. Sugiero, a los amables lectores, detenernos prioritariamente sobre los siguientes: El llamado del Señor y el envío, también a nosotros personalmente y a la comunidad. En efecto, ésta en su conjunto es convocada -pueblo sacerdotal- y enviada por el Señor como trasmisora de la fe a la actual generación. Importa también reflexionar acerca de las consignas que da el Señor a los enviados: Considerar el mundo -las mujeres y hombres a los cuales Él envía- la situación concreta de su vida en un momento de la historia con cambios culturales de enorme transcendencia, la prioridad de la oración,  el equipaje liviano, la posibilidad cierta del cuestionamiento y el rechazo, sobre todo el anuncio que el Reino de Dios ha llegado. ¡El que nos llama es fiel y no dejará de asistirnos para responderle generosamente!


    
Comunicaciones Arzobispado de La Serena - Los Carrera 450 - Casilla 613- La Serena
Teléfonos: 51 2 216817
E-mail: arzolaserena@gmail.com - laserena@episcopado.cl