Domingo 21 de Agosto, 2022

“Vendrán de oriente y occidente, del norte y el sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios” (Lc 13, 29)

 


En su reflexión dominical, el Arzobispo René Rebolledo mencionó que “la salvación es un don, pero requiere una respuesta libre y personal, como también un discipulado del Señor, lo más coherente, integral y en santidad posible. ¡El Señor nos sostenga con su gracia por este camino!”.

La comunidad cristiana celebra en este tercer domingo de agosto el 21° del Tiempo Ordinario. Corresponde la proclamación del evangelio de Lucas 13, 22-30. La enseñanza del Señor está mediada por la pregunta que se le plantea: “Señor, ¿son pocos los que se salvan?” (v. 23). Su respuesta pareciera incluir la aportación al don de la salvación, vale decir, la aceptación libre y personal, colaborando también desde el esfuerzo humano: “Procuren entrar por la puerta estrecha, porque les digo que muchos intentarán entrar y no podrán” (v. 24).

Hace presente el Señor que algunos están participando del banquete y otros quieren entrar, pero no pueden porque el dueño de casa no los reconoce. Los excluidos son los miembros del pueblo elegido que no han sabido poner en práctica la herencia de la fe recibida, creándose falsas seguridades de que por su condición de elección serán los primeros en entrar al banquete. En efecto, no basta con pertenecer -incluso al pueblo elegido- sino se requiere la vida conforme a la Alianza, de lo contrario se arriesga no ser reconocido por el Señor mismo: “les digo que no sé de donde son ustedes. Apártense de mí, malhechores” (v. 27). De tal modo que es posible que otros no pertenecientes a la estirpe de Abrahán, Isaac y Jacob participarán de la mesa del reino: “Vendrán de oriente y occidente, del norte y el sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios” (Lc 13, 29).

La pregunta que se planteó al Señor, puede quedar resonando también en nosotros y en la comunidad: “Señor, ¿son pocos los que se salvan?” (v. 23). ¿Qué concepto tengo de la salvación? ¿Qué he recibido al respecto?

El Señor enseña que su Padre Dios quiere la salvación de todos, incluidos los numerosos pueblos, razas y naciones. Leemos en el último libro de la biblia, el Apocalipsis: “vi una multitud enorme, que nadie podía contar, de toda nación, raza, pueblo y lengua: estaban delante del trono y del Cordero, vestidos con túnicas blancas y con palmas en la mano. Gritaban con voz potente: La victoria es de nuestro Dios, que está sentado en el trono, y del Cordero” (7, 9-10), lo que anuncia el Señor en el evangelio de hoy: “Vendrán de oriente y occidente, del norte y el sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios” (Lc 13, 29).

La salvación es un don, pero requiere una respuesta libre y personal, como también un discipulado del Señor, lo más coherente, integral y en santidad posible. ¡El Señor nos sostenga con su gracia por este camino!


    
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