Martes 20 de Septiembre, 2022

“No pueden estar al servicio de Dios y del dinero” (Lc 16, 13)

 


En la columna publicada el domingo 18 de septiembre, el Arzobispo destacó: “Con humildad pedimos al Señor y a la Virgen del Carmen, Madre y Reina de Chile, que en este día escojamos el servicio a Dios y a las hermanas y hermanos de camino”.

En este domingo en que la comunidad cristiana celebra como acto central del día la santa Eucaristía, en feliz coincidencia nuestro país conmemora un nuevo aniversario patrio. En el templo Catedral, desde su edificación -los años 1844-1845-, se invita en ocasiones al Te Deum -A Ti, oh Dios-, en otras a la Eucaristía –Acción de gracias- en agradecimiento a Dios por sus innumerables beneficios con que nos favorece.

Cada domingo el Señor convoca a la comunidad a escuchar su Palabra, que es “lámpara para los pasos y luz en el sendero” (Sal 119 (118) 105). Se alimenta del Cuerpo y la Sangre de su Señor (cfr. Lc 22, 17. 19-20), como también del testimonio fraterno, puesto que los discípulos misioneros son miembros de su Cuerpo (cfr. 1Cor 12, 27).

Es providencial que en los textos bíblicos previstos corresponda hoy Lucas 16, 1-13, la parábola del administrador astuto, el Señor que nos pone en guardia en relación al uso del dinero. ¿Cómo administrarlo a fin de que sirva al bien personal, de la familia y la comunidad? ¿Qué precauciones es importante tener hoy en día, que favorezcan su finalidad? Dispongámonos a escuchar al Señor y su Palabra, como su enseñanza.

La parábola se refiere a un administrador que derrochando los bienes de su Señor, fue llamado para ser despedido del encargo. Astutamente aseguró su futuro condonando deudas y falsificando recibos, a fin de que los deudores de su Señor lo apoyaran cuando dejara sus funciones. El dueño lo alabó por su astucia, concluyendo el relato con la aseveración: “Porque los hijos de este mundo son más astutos con sus semejantes que los hijos de la luz” (v. 8).

De gran trascendencia son las enseñanzas del Señor sobre el uso del dinero. Resalto estas: “El que es fiel en lo poco, es fiel en lo mucho; el que es deshonesto en lo poco, es deshonesto en lo mucho” (v. 10). Los bienes, especialmente dineros, nos han sido confiados para su administración. Se requiere confianza, fidelidad y buena administración: “Si con lo ajeno no han sido de confianza, ¿quién les confiará lo que les pertenece a ustedes?” (v. 12). Y concluye su enseñanza exhortándonos a ser personas de confianza, tanto en lo material como en lo espiritual: “No pueden estar al servicio de Dios y del dinero” (v. 13). 

En la Eucaristía del viernes 16 de septiembre recién pasado, parte importante del pueblo de Dios que peregrina en la Región de Coquimbo, junto a las más altas autoridades civiles, militares, de orden y sociales se acercó ante el altar del Altísimo, Señor de los tiempos y de la historia, para reconocer su obra en medio nuestro, sus innumerables bendiciones y beneficios con que nos favorece, como asimismo suplicar con humildad su bendición para el presente y el porvenir. 

En el culmen de esa liturgia solemne se entonó el Te Deum, evidenciando de este modo el fundamento cristiano en el cual se forjó y se ha desarrollado a lo largo de los siglos nuestra  querida Patria. Que la Palabra del Señor ilumine el presente y el porvenir de nuestro pueblo. Los bienes e igualmente el dinero son pasajeros. Quien se apega a ellos termina excluyendo a Dios de su vida, pues no se puede estar al servicio de Dios y del dinero. Con humildad pedimos al Señor y a la Virgen del Carmen, Madre y Reina de Chile, que en este día escojamos el servicio a Dios y a las hermanas y hermanos de camino. 


    
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