Domingo 22 de Enero, 2023

“De colaboradores a corresponsables en la misión”

 


Columna dominical del Arzobispo de La Serena, Mons. René Rebolledo Salinas.

La comunidad cristiana vive este domingo el 3° del tiempo Ordinario. Acogerá el pasaje bíblico de Mateo 4, 12-23 y otros hermosos textos bíblicos (cfr. Is 8, 23-9, 3; Sal 26, 1.4. 13-14; 1Cor 1, 10-14. 16-17). Comienza su misión mesiánica el Señor en Cafarnaún,  junto al lago, con un llamado que se dirige a todos: “¡Arrepiéntanse que está cerca el Reino de los cielos!” (v 17). El llamado a la conversión afecta la vida, es un cambio radical para adherir al Señor y a su Evangelio, que es Cristo mismo. Él es la Buena Noticia. Él personifica también el Reino, en su persona ha llegado y está entre nosotros.

La página evangélica nos traslada a un lugar preciso, el lago de Galilea, o como habitualmente se le denomina el mar de Galilea. Después de la convocatoria a todos a la conversión y adhesión al Evangelio, el Señor llama a los cuatro primeros discípulos -dos parejas de hermanos- los primeros Simón, llamado Pedro y Andrés, su hermano “que estaban echando una red al lago, pues eran pescadores” (v 18).  El Señor los llamó: “Vengan conmigo y los haré pescadores de hombres” (v 19). Señala el evangelista que “de inmediato dejaron las redes y le siguieron” (v 20). Luego, más adelante, vio a otros dos hermanos y los llamó, Santiago de Zebedeo y Juan. También estos hermanos “dejando la barca y a su padre, le siguieron” (v 22). Prosigue el Señor su misión, “enseñando en las sinagogas, proclamando la Buena Noticia del reino y sanando entre el pueblo toda clase de enfermedades y dolencias” (v 23). Afirma el evangelista: “Le seguía una gran multitud de Galilea, Decápolis, Jerusalén, Judea y Transjordania” (v 25).

El Señor elige a sus primeros discípulos, pues su misión la cumplirá ayudado por los Apóstoles, luego los sucesores de ellos y hoy por los bautizados, sus discípulos misioneros. Es Él quien elige. En los tiempos de Jesús eran los discípulos quienes escogían al Maestro. El pasaje bíblico testimonia en cambio que es Cristo el que llama. La iniciativa proviene de su entera gratuidad. En los acontecimientos de nuestra fe ésta viene de lo alto. Si una persona decide buscar a Dios, es porque Dios lo ha llamado y buscado primero. La respuesta del hombre implica siempre un dejar (abandonar). Los Apóstoles dejaron su oficio -pues eran pescadores- también su ambiente, los suyos y sobre todo sus familias. Siguieron al Señor, pues el discípulo no es ante todo una persona que ha abandonado poco o mucho, sino alguien que se ha dejado encontrar por Cristo y lo sigue, estableciendo con Él una comunión de vida y con la disposición que es para siempre. ¡El discípulo sigue a Cristo su Maestro! Se dispone totalmente a ser “pescador de hombres” (v 19).

Es de gran riqueza y perspectiva el Evangelio que se proclama hoy. El Señor pasa, ve y llama. Procuremos responder con generosidad a su llamado, pues Él requiere hoy -como entonces- corresponsables en su misión. El llamado es a todo bautizado a ser su discípulo misionero, para anunciarlo y comunicar a otros el gozo de haber sido encontrado por Él para compartir su vida y misión. En nuestros tiempos  anunciar la salvación de Dios y la vida en Cristo, requiere más que de colaboración, corresponsabilidad en este gran desafío, difícil por los cambios culturales que cruzan el mundo.


    
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