|
|
Tweet |
|
En este segundo domingo de febrero la comunidad cristiana vive y celebra el 6° del tiempo Ordinario. Acoge en la Eucaristía textos fundamentales, que presentan numerosos desafíos a afrontar personalmente y en la comunidad de los fieles, enriquecida por la presencia de numerosas hermanas y hermanos que vacacionan en esta Región. Junto con darles la más cordial bienvenida, los invitamos a participar en la vida eclesial de la Arquidiócesis en estos días de descanso.
El Evangelio que se proclama hoy, en todas las santas Misas (cfr. Mt 5, 17-37), es claro y exigente. En primer término hace referencia a la caridad con el hermano: Ustedes han oído que se dijo a los antiguos: No matarás; el homicida responderá ante el tribunal. Pues yo les digo que todo el que se enoje contra su hermano responderá ante el tribunal. Quien llame a su hermano imbécil responderá ante el Consejo. Quien lo llame estúpido incurrirá en la pena del infierno de fuego (vv 21-22). El precepto No matarás, para los discípulos del Señor es más amplio y exigente. Se excluye el rencor, el insulto, la ira y las ofensas -entre otros- que merecen castigo como el homicidio.
Luego, enseña: Ustedes han oído que se dijo: No cometerás adulterio. Pues yo les digo que quien mira a una mujer deseándola ya ha cometido adulterio con ella en su corazón (vv 27-28). La enseñanza del Señor apunta al corazón del hombre, a la interioridad de su intención. Es posible cometer adulterio ya en el corazón mismo.
Prosigue el Señor en su enseñanza: Ustedes, también, han oído que se dijo a los antiguos: No jurarás en falso y cumplirás tus juramentos al Señor. Pues yo les digo que no juren en absoluto: ni por el cielo, que es trono de Dios; ni por la tierra, que es tarima de sus pies; ni por Jerusalén, que es la ciudad del gran Rey; (vv 33-35). La insistencia en la enseñanza del Señor es que brille la verdad. Él lo ha dicho: Que la palabra de ustedes sea sí, sí; no, no. Lo que se añada luego procede del Maligno (v 37). Nuestras afirmaciones, sí, y nuestras negaciones, no, deben ser tan veraces que no haga falta o se añada un juramento.
Son fundamentales los aspectos que toca la Palabra de Dios en el día de hoy, abre también a numerosas perspectivas a afrontar desde las exigencias de nuestro Maestro, dado que Él debe ser para los bautizados -miembros de la Iglesia- nuestra referencia. Bien pudiere ser, como ocurre frecuentemente, que el criterio aceptado en nuestros tiempos, especialmente debido a los cambios culturales que atraviesa el mundo, no sea precisamente el que nos señala nuestro Maestro. Él nos invita siempre a la radicalidad en su seguimiento, para ello también es preciso entrar al fondo de nuestras acciones y verificar si en ellas Él es verdaderamente nuestra referencia.
La Eucaristía dominical es la óptima instancia para confrontar nuestra vida de unión con Cristo y también con el hermano. En este día solicitamos con humildad al Señor que en su ejemplo nos conduzca a lo que es fundamental en su enseñanza y nos de la gracia de asumirla, siendo fieles a Él en nuestro discipulado misionero.
