Domingo 05 de Marzo, 2023

“Éste es mi Hijo querido, mi predilecto. Escúchenlo” (Mt 17,5)

 


Columna del Arzobispo René Rebolledo Salinas.

En este primer domingo de marzo las parroquias y comunidades celebran el 2° de Cuaresma, conocido principalmente por el misterio de la Transfiguración de nuestro Señor, acontecimiento que se proclama en el Evangelio y del cual hacemos memoria en la celebración eucarística (cfr. Mt 17, 1-9).

La Transfiguración, revelación de Jesús como Hijo predilecto del Padre y también Maestro, orienta hacia el final de su camino -su Gloria- que será también la de sus discípulos misioneros -según su voluntad- si somos perseverantes en recorrer la senda que Él nos trazara en el ejemplo de su vida, especialmente en los misterios de su Pasión y Muerte.  Celebrando la Transfiguración de nuestro Señor tendremos presente que la Cuaresma es un itinerario que tiene como meta el gozo de la Pascua. En efecto, la Cuaresma tiene la finalidad de que nos preparemos a la Pascua que celebramos en su Vigilia el sábado 8 de abril, el domingo de Pascua el 9, inaugurando así el tiempo Pascual que se extiende hasta Pentecostés, el 28 de mayo.

Acogemos en este domingo otros textos bíblicos maravillosos: en la primera lectura la vocación de Abraham (cfr. Gn 12, 1-4a), que es llamado por el Señor desde Ur (en el actual Irak) para ser Padre de su Pueblo. Tanto él como su mujer Sara -que era estéril- son mayores. No obstante, Abrahán cree en el Señor, se fía de su palabra y sale de su tierra… Dios comienza con su obediencia la historia del pueblo de Israel.

En la segunda lectura de la Carta de San Pablo a su discípulo Timoteo (cfr. 2 Tim 1, 8b-10), el Apóstol aplica en cierto modo la vocación de Abrahán a todos los cristianos, considerando especialmente la respuesta de nuestro padre en la fe. Es el Señor quien llama a todos, a una vida santa “no por mérito de nuestras obras, sino por su propia iniciativa y gracia que se nos concede, desde la eternidad en nombre de Cristo Jesús (v 9).

La maravillosa manifestación de Dios Padre en el acontecimiento de la Transfiguración: “Éste es mi Hijo querido, mi predilecto. Escúchenlo(v 5), nos señala con claridad meridiana que Jesús es el cumplimiento de las promesas, la verdadera Palabra que el Padre Dios pronuncia al mundo, el Maestro que nos envía. ¡A Él debemos escuchar!

Jesús, el Hijo de Dios, es también el Maestro auténtico que Él nos ha enviado. Es Aquel a quien estamos convocados a escuchar. En cada Eucaristía –especialmente la dominical- manifestamos nuestra fe en Él, procuramos seguirlo, amarlo, celebrarlo y anunciarlo. ¿Estamos escuchando verdaderamente a Jesús nuestro Maestro? ¿Nos demostramos agradecidos por su Palabra, enseñanza y ejemplo de vida? ¿Nuestra participación a la mesa de la Palabra como a la comunión en su Cuerpo y Sangre nos fortalecen para la semana que se inicia en el encuentro con Él?

En la proximidad del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, las saludamos muy cordialmente y les deseamos felicidad y bendición del Señor. Agradecemos a Dios por su vida y vocación, como también por su entrega generosa, especialmente en nuestras familias. Que encuentren fortaleza en Él para asumir los innumerables retos de nuestro tiempo.


    
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