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En este último domingo de agosto la comunidad cristiana celebra el 22° del Tiempo Ordinario. Tendrá especial recuerdo de los Pueblos Originarios en la oración. A los miembros de estos pueblos deseo felicidad, bendición de Dios y fortaleza para afrontar los actuales desafíos que se les presentan. Aprovecho también la ocasión de agradecer su presencia entre nosotros, como las aportaciones con los valores de su cultura y otros con que contribuyen significativamente en la construcción de nuestra Región y el país.
Con sentimientos de gran alegría y gratitud se celebró la eucaristía el pasado jueves 18 de agosto en el templo Catedral y en las comunidades parroquiales, en honor de san Alberto Hurtado -en el aniversario de su Pascua- Día Nacional de la Solidaridad, jornada decretada por el Parlamento de nuestro país. San Alberto Hurtado, que hizo del amor a los más pobres un modo permanente de vida -siguiendo el ejemplo de nuestro Maestro- nos siga inspirando, custodiando y fortaleciendo para afrontar los retos que provienen especialmente de los cambios culturales que atraviesa el mundo.
Particular gratitud a quienes sirven en centros de la Iglesia, como el Hogar Redes, los establecimientos de acogida para personas mayores, Nuestra Señora del Rosario de Andacollo en Las Compañias y La Visitación de María en La Serena. De igual modo, a la fundación Casa de la Esperanza, a las voluntarias y voluntarios del hospital San Juan de Dios y San Pablo, a la Pastoral Social Caritas del arzobispado, la Pastoral Migrante, como al proyecto Gestión Comunitaria Reducción de Riesgo. No olvido a las pastorales sociales de las parroquias e igualmente a tantas otras organizaciones, que sería largo enumerar. A todas ellas, mi cordial saludo, agradecimiento y buenos deseos para proseguir por el camino experimentado, de amor y entrega a los más necesitados.
Se proclama en este domingo el evangelio de Lucas 14, 1. 7-14. Invitado el Señor a comer en la casa de un jefe de fariseos, observando a los presentes “cómo elegían los puestos de honor” (v. 7), manifestó su enseñanza: “no ocupes el primer puesto” (v. 8), es probable que entre los invitados haya uno más importante y el anfitrión te pida ceder el puesto, “lleno de vergüenza, tendrás que ocupar el último puesto” (v. 9). Al ser invitado, enseña el Señor, ocupar el último puesto, de tal modo que al llegar quien te invitó te llame a acercarte más, “quedarás honrado en presencia de todos los invitados (v. 10). Ofrece el Señor su enseñanza: “Quien se engrandece será humillado, y quien se humilla será engrandecido” (v. 11). De igual modo, al ofrecer una comida “no invites a tus amigos o hermanos o parientes o a los vecinos ricos; porque ellos a su vez te invitarán y quedarás pagado” (v. 12), “invita a pobres, mancos, cojos y ciegos” (v. 13). Concluye con su enseñanza: “Dichoso tú, porque ellos no pueden pagarte; pero te pagarán cuando resuciten los justos” (v. 14).
¡Maravillosas enseñanzas del Señor para este último domingo del Mes de la Solidaridad! Aprendamos de nuestro Maestro la modestia y humildad, especialmente en nuestra actitud de servicio: “quien quiera ser el primero, que se haga sirviente de los demás. Lo mismo que el Hijo del Hombre no vino a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos” (Mt 20, 27-28).
