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En este segundo domingo de noviembre la comunidad cristiana vive el 33° del Tiempo Ordinario y celebra la VI Jornada Mundial de los Pobres, con el lema escogido por el Santo Padre Francisco: “Jesucristo se hizo pobre por ustedes (cf. 2 Co 8,9)”. Invito cordialmente a conocer y reflexionar el Mensaje del Santo Padre para esta importante jornada, que hiciera público el 13 de junio de 2022, memoria de san Antonio de Padua (www.vatican.va, 14 - 6 - 2022).
Se proclama el pasaje de Lucas 21, 5-19, sobre la destrucción del templo. La enseñanza de Jesús está mediada por “unos que elogiaban las hermosas piedras del templo y la belleza de su ornamentación” (v. 5). Ante tanta hermosura, el Señor predice su ruina: “Llegará un día en que todo lo que ustedes contemplan será derribado sin dejar piedra sobre piedra” (v. 6). Todo ello suscita la pregunta acerca de “¿cuándo sucederá eso y cuál es la señal de que está para suceder?” (v. 7). La respuesta del Señor es lo denominado en el evangelio de Lucas como discurso escatológico, con sus partes fundamentales: la destrucción del templo y de Jerusalén; la venida del Hijo del Hombre y el fin del mundo.
Advierte el Señor sobre el cuidado a no dejarse engañar “porque muchos se presentarán en mi nombre diciendo: Yo soy; ha llegado la hora. No vayan tras ellos” (v. 8). Luego, no atemorizarse por los anuncios “de guerras y revoluciones” (v. 9), pues “el fin no llega enseguida” (v. 9). Preceden al fin no solo esos fenómenos, sino también la persecución a los creyentes (cfr. v. 12), teniendo en esta prueba “la oportunidad de dar testimonios de mí” (v. 13). Por causa de su nombre “hasta los padres y hermanos, parientes y amigos los entregarán y algunos de ustedes serán ajusticiados” (v. 16). Concluye el Señor su enseñanza: “Gracias a la constancia salvarán sus vidas” (v. 19).
Entre las varias perspectivas de este pasaje del evangelio de Lucas, invito a contemplar las siguientes: Acoger el llamado del Señor con serenidad y confianza, cuidándonos de inevitables engaños, hasta de aquellos que se presentaren en su nombre afirmando que ha llegado la hora. En Él, podemos vivir confiados, pues también nosotros vemos en estos anuncios un mensaje de salvación: “Gracias a la constancia salvarán sus vidas” (v. 19).
Por otra parte, los sufrimientos -inevitables en el seguimiento del Señor- son también una ocasión para “dar testimonio de Él” (v. 13).
Siendo el final de los tiempos una certeza -aún no sabiendo cuando sucederá- prosigamos nuestro camino de peregrinos, hasta la morada del Padre, donde esperamos estar siempre con Cristo, su Hijo resucitado. Por ello, la convocatoria es a vivir plenamente insertos en la vida de cada día, con la mirada siempre puesta en la meta. También nosotros, con la gracia de Dios y la fortaleza que Él nos ofrece para perseverar en el camino de su Hijo -nuestro Maestro- podremos salvar nuestras vidas.