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En este último domingo de noviembre la comunidad cristiana celebra el 1° de Adviento -adventus, venida; en su forma completa adventus Redemptoris, viene el Redentor-.Viene el Hijo de Dios, para compartir con todos el amor de su Padre y el suyo, también su infinita bondad y misericordia. Con este domingo la comunidad comienza a vivir tiempos fundamentales en el camino de discipulado misionero de su Señor. El Adviento finaliza la tarde del sábado 24 de diciembre y comienza el tiempo de Navidad que se inicia en Nochebuena y concluye con la Fiesta del Bautismo de nuestro Señor. Estas semanas, vividas profundamente, con la celebración eucarística al centro y cada tiempo, según su espiritualidad, se sustentan en una sola realidad: Hacer presente al santo Pueblo de Dios que Jesús está vivo y presente, es el Señor de los tiempos y actúa en su persona la salvación para todos.
El tiempo de Adviento tiene algunas expresiones exteriores, que favorecen su vivencia interior, entre ellas, la Corona de Adviento, adornada y con cuatro cirios que se encienden en cada uno de los domingos; el color penitencial morado de los ornamentos, los himnos y cánticos, entre otros. Lo más importante son los aspectos que emanan de la Palabra del Señor, pasajes bíblicos que preparan a la comunidad para la gran solemnidad del nacimiento de Jesús, como también las oraciones y textos litúrgicos.
En este primer domingo de Adviento se proclama en todas las celebraciones litúrgicas, especialmente en la santa Misa, Mateo 24, 37-44, parte del llamado discurso escatológico -los capítulos 24 y 25 del mismo evangelista-. El pasaje concluye con la enseñanza del Señor: “estén preparados, porque el Hijo del Hombre llegará cuando menos lo esperen” (v. 44).
La convocatoria es acoger personalmente y en comunidad el llamado del Señor: “estén preparados”. Entre otros, esto puede significar la vigilancia y la acogida del Señor, como también la aceptación de cuanto Él propone con su venida. El mejor modo es hacer vida la Buena Nueva que Él nos trae, viviendo de ella y compartiéndola con las hermanas y hermanos de camino. No es fácil vivir la espiritualidad del tiempo de Adviento, por los numerosos ofrecimientos y programas, de toda índole. Lo importante es que lo exterior, no aparte de lo que es esencial, la vida en Cristo y sus opciones por el Reino de su Padre.
En este primer domingo de Adviento la comunidad cristiana convoca a vivir Navidad en espíritu solidario. La iniciativa tiene como finalidad compartir fraternalmente con aquellos que no tendrán lo requerido para la celebración de Nochebuena y Navidad. Anualmente se concreta la campaña Cajas Navideñas. Este año se escogió como lema: “¡Esta Navidad, la solidaridad es mi estrella!” Que también esta iniciativa ayude a la comunidad a preparar el Pesebre interior -el corazón- para la venida del Salvador, que esperamos con gozo y gran anhelo.