Encabezó la procesión el signo de la Cruz, madero en el cual Jesús entregó su vida por amor al Padre y a todos nosotros; a continuación ministros y la fervorosa participación de las comunidades convocadas.

A las 12:00 horas, puntualmente, el arzobispo René Rebolledo Salinas, acompañado del obispo auxiliar, Mons. Enrique Balzan Caruana, junto a los sacerdotes que sirven pastoralmente en el centro de La Serena, procedió a abrir la puerta principal de la Catedral Metropolitana, hermoso gesto que los fieles acogieron, cruzando con himnos la entrada al templo, para dar inicio a la santa Eucaristía.

El obispo auxiliar, Mons. Balzan Caruana detalló: “La convocatoria para la apertura de este Año Jubilar 2025 fue extraordinaria, no solo por la cantidad de personas que se reunieron, sino también por la hermosa organización que pudimos observar. Fue una instancia llena de significado y emoción, donde se sintió la presencia viva de Dios. Este Año Jubilar nos invita a celebrar la misericordia y el perdón de Nuestro Señor, acercándonos al sacramento de la confesión para recibir su bendición, el perdón y la absolución. Es una oportunidad para borrar la marca que el pecado deja en nuestras vidas. Estamos viviendo un año de alegría y esperanza, porque el Señor nos perdona y renueva con su amor infinito”.

Jenny García, quien hace vida en la parroquia “Nuestra Señora de Lourdes” detalló la emotividad que vivió durante la procesión al Templo Catedral: “Este año nos invita a acercarnos aún más a la misericordia y al perdón del Señor. Estoy convencida de que será un tiempo de gracia y renovación para todos nosotros”. Por su parte, Rodrigo Aravena detalló lo que para él significa la apertura del Jubileo: “Es un tiempo de gracia en el que se nos invita a reflexionar sobre la misericordia y el perdón de Dios en nuestras vidas. Es la oportunidad de reconciliarnos con el Señor, acercarnos al sacramento de la confesión y experimentar la alegría de ser perdonados”.

El arzobispo en su homilía invitó a los numerosos participantes a acoger el don de Dios que significa el Año Jubilar, a conocer profundamente la Bula de Convocación, titulada Spes non confundit -La esperanza no defrauda- (Rom 5,5), y visitar con frecuencia los templos jubilares: Catedral Metropolitana, Santuario “Nuestra Señora del Rosario” de Andacollo, Santuario “El Niño Dios” de Sotaquí y Templo “Inmaculada Concepción” de Vicuña.

En relación a la fiesta litúrgica del domingo, la Sagrada Familia de Jesús, María y José, destacó, que, sin duda, habrá vivido y experimentado momentos de felicidad y gozo, como también grandes desafíos, dolores y profundos sufrimientos. Tuvo palabras para los numerosos migrantes presentes en la Arquidiócesis y a todos convocó a personalizar el lema del Año del Jubileo: “Peregrinos de Esperanza”, no adelantando el éxito ni el fracaso, sino poniéndonos todos en las manos amorosas de Dios, en la compañía de Jesucristo nuestro Hermano, bajo el influjo de gracia del Espíritu Santo.

Con gran gozo espiritual, se percibió a los fieles que participaron de la procesión y de la Eucaristía, dando inicio de este modo, al Año Jubilar en la Catedral Metropolitana de La Serena.