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Unidos a toda la Iglesia universal, el pasado domingo 30 de noviembre los consagrados (as) que sirven en la Arquidiócesis de La Serena, dieron inicio con una emotiva Eucaristía al año de la vida consagrada. En el marco de esta celebración, el seminarista del Instituto Secular Voluntas Dei, Juan Carlos La Paz, recibió el alba de manos del superior del Distrito, el Padre Marcos Guerra Romero.
La celebración, donde participaron miembros de distintas congregaciones religiosas e institutos seculares, tuvo lugar en el Templo histórico Santo Domingo de La Serena. El hermano marista Luis Sanz de Diego, actual miembro de la directiva de CONFERRE en la Arquidiócesis, creyó necesario “no quedar de brazos cruzados en esta fecha tan significativa” y en contacto con la comunidad del Instituto Secular Voluntas Dei, convocó a las comunidades de consagrados y consagradas presentes en la Iglesia local.
Acompañado de sacerdotes Voluntas Dei, Barnabitas y Diocesanos, el Padre Marcos Guerra Romero, superior Mayor del Instituto en Chile, recalcó la importancia de vivir este año con “un profundo sentido de unidad y comunión, como un enriquecimiento para toda la Iglesia”. Así, parafraseando al Papa Francisco en su reciente Carta Apostólica Escrutad, invitó a los consagrados a mirar su historia, encantarse con el carisma y animo de sus fundadores para caminar con esperanza en la misión recibida por el Espíritu.
Al terminar la celebración, encomendaron el caminar durante este año a María, Madre de toda la Iglesia, y modelo de toda consagración con el canto de la Salve.
Finalizada la Eucaristía se dio paso a un grato compartir, donde pudieron compartir expectativas para este año, encontrarse fraternalmente y agradecer el don del Señor en la vocación de cada uno y, en especial, del seminarista que había recibido recientemente su alba.
Desde aquí en adelante, quedará como desafío poder seguir sumando esfuerzos, para hacer de este año un tiempo de renovación de las distintas comunidades, acrecentar la vida de la Iglesia, y hacer sentir con fuerza a la vida consagrada en la Iglesia hoy, como Evangelio, Profecía y Esperanza.
