Domingo 10 de Septiembre, 2017
En el mes de la Patria y de la Biblia:

Mons. René Rebolledo se refiere a desafíos del país

 


En entrevista a diario regional “El Día” el Arzobispo de La Serena menifestó que “los retos de Chile debemos asumirlos en mutua corresponsabilidad”.

Comenzamos a vivir septiembre, comúnmente denominado Mes de la Patria, el cual, además, en el ámbito eclesial es el Mes de la Biblia. La Iglesia, igualmente, tuvo presente en este tiempo a los migrantes, el pasado domingo 3, dado que a nivel nacional se celebró en este día la Jornada de los Migrantes; así como también la Semana Nacional de los Enfermos, que tendrá lugar los días 10 al 16 de septiembre. Por otra parte, el último domingo del mes tendrá lugar el Día de Oración por Chile. Es en este contexto, en que se desarrolla el diálogo mensual que sostuvimos con el Pastor de La Serena. 

¿Manifiesta algún anhelo al celebrar el Mes de la Patria?   

Estamos viviendo septiembre, un mes hermoso, con una serie de actividades y programas para poner en evidencia nuestro amor por la patria. La celebración central será el Te Deum, en que daremos gracias a Dios por un nuevo aniversario del nacimiento de nuestro pueblo a la vida independiente. Y al mismo tiempo elevaremos una especial oración por el proceso electoral que nos aprontamos a vivir, para que los mayores esfuerzos se desplieguen siempre con respeto y mirando el bien común de la sociedad.

Por mi parte, convoco a reflexionar en profundidad, especialmente a la luz de la Palabra del Señor, dado que en septiembre celebramos también el Mes de la Biblia. Un aspecto importante es que los programas a desarrollar en nuestras comunidades, colegios e instituciones, tengan un buen fundamento y ofrezcan perspectivas, especialmente para las niñas, niños y jóvenes.

¿A qué llamamos Patria?

La patria la conformamos todos quienes vivimos y desarrollamos nuestras vidas en esta hermosa tierra que el Señor nos ha regalado. Sus habitantes tenemos una idiosincrasia que nos une y distingue de otros pueblos y naciones. La conformamos  las chilenas y chilenos, también los hermanos que han venido de otras latitudes y que son acogidos entre nosotros.

¿Cómo conjugar el Mes de la Patria, celebrado más bien a nivel civil, con el Mes de la Biblia, al que convoca la Iglesia?

Tomando la perspectiva de la celebración del Mes de la Patria, estimo que septiembre es un mes privilegiado para discernir los desafíos que el presente exige de nosotros. Estos debemos asumirlos en mutua corresponsabilidad.

Sin duda, en vista del bien común y para ser fieles a la voluntad del Señor, la misión de Chile en nuestros tiempos la vislumbramos más profundamente a la luz de la Palabra del Señor y en su nombre nos disponemos a concretar lo que a cada cual le corresponde en esta tarea.

En su Palabra el Señor nos habla siempre, en toda ocasión nos dirige una palabra oportuna, dado que es una palabra de amor. Nuestra respuesta a Él no puede ser otra: ¡Respondamos al Señor con amor! ¿Podría haber mejor ocasión que la celebración del Te Deum, en que Dios nos habla en su Palabra, para dar gracias por nuestra patria y disponernos a servir a los predilectos del Señor?

¿Y cuáles pueden ser los desafíos más relevantes?

Sin duda son variados y numerosos. Ante todo, procuremos salir al encuentro de las aspiraciones más profundas de los jóvenes. Ellos constituyen una de las grandes riquezas de nuestra patria. Junto a ellos, en una dimensión más amplia, la preocupación por la familia debe ser prioritaria. La familia es el bien más apreciado por nuestro pueblo. En su seno se fraguan realidades muy diversas que se proyectan conforme a ideales que nos acompañarán a lo largo de nuestra vida. De la familia depende en gran medida la cultura, la educación, la transmisión de valores, la experiencia de la vida y, naturalmente, la vivencia de la fe. Es claro, ¡consagremos nuestros mejores esfuerzos a la familia! En nuestra región no podemos olvidar a los migrantes, a los adultos mayores y también a quienes viven excluidos de los bienes materiales  que son patrimonio de todos, los pobres del Señor. Como digo, en una mirada más profunda se puede evidenciar otros aspectos, tanto o más importantes que los indicados.

¿Puede enviar un mensaje para las fiestas patrias que se avecinan?

Vienen a mi memoria hermosos mensajes de hermanos chilenos. Hoy me complace recordar al señor Cardenal Raúl Silva Henríquez, en su sueño de país:

“Quiero que en mi país todos vivan con dignidad…

Quiero que en Chile no haya más miseria para los pobres…

Quiero un país donde reine la solidaridad…

Quiero un país donde se pueda vivir el amor…

Y por último,

quiero para mi patria lo más sagrado que puedo decir:

que vuelva su mirada hacia el Señor.

Un país fraterno sólo es posible

cuando se reconoce la paternidad bondadosa de Dios”.

           

¡Que el sueño de país del señor Cardenal, sea también nuestro sueño!

           

 

 


    
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