Jueves 28 de Marzo, 2019
Entrevista

Grupo El Faro: al servicio de la recuperación para personas dependientes del alcohol

 


Se reúnen cada miércoles y sábado en la parroquia “El Sagrario-La Merced” y el único requisito para iniciar el programa de recuperación es “querer dejar de beber”.

Desde fines de enero comenzó a funcionar en dependencias de la parroquia “El Sagrario-La Merced”, ubicada en Av. Balmaceda 390, una nueva agrupación de Alcohólicos Anónimos denominada Grupo El Faro, quienes se reúnen cada miércoles a las 19:30 horas y los días sábado a las 11 de la mañana.

Por tal motivo, conversamos con Jorge V., coordinador de la agrupación, quien manifestó el anhelo de que la comunidad conozca el trabajo que realizan en la zona, con el fin de incentivar a personas y familias que necesiten del programa que ellos desarrollan.

¿Cuál es el objetivo principal de esta agrupación?

Llevar el mensaje al alcohólico que está sufriendo, que consiste en el programa de recuperación que poseemos, cuyo único requisito para iniciar es querer dejar de beber. Puede acudir cualquier persona: hombres, mujeres, jóvenes, adultos mayores. Quien presente este problema y quiera dejar el alcohol, va a ser bienvenido. Las reuniones son gratuitas, solamente se hace una colecta voluntaria para costear algunos gastos.

¿En qué consiste el programa de recuperación?

Son los 12 pasos a seguir de Alcohólicos Anónimos, que son muy antiguos ya que esta comunidad fue fundada en Estados Unidos el año 1935. Aquí en Chile tiene más de 50 años y en la región más de 25.

¿Cómo es el trabajo de Alcohólicos Anónimos en la zona?

Aparte de nosotros, también existen otros grupos en la zona. Pero en relación a nuestro servicio en particular, somos cuatro compañeros que recibimos apoyo de otros grupos y de a poco está empezando a llegar más gente.

¿Cómo podemos definir el alcoholismo?

El alcoholismo es una enfermedad que tiene dos facetas importantes a destacar. La primera es física y la otra mental. La parte física tiene que ver con lo que se denomina en nuestros textos como una alergia al alcohol. No es que le produzca sarpullido o picazón, sino que es a la inversa, es decir, que la persona cuando rebasa ese límite de bebedor normal y pasa a ser un bebedor problema, en vez de rechazar el alcohol, como lo haría alguien normal, necesita de él, su cuerpo le pide más.

Es una situación que la gente no la comprende mucho, ya que posee un estigma potente, entonces lo relacionan con una persona viciosa, carente de fuerza de voluntad, pero lo que en realidad padece es una enfermedad. Por eso, para quienes no la poseen, dejan de beber porque su cuerpo funciona normal. El alcohol es un veneno y cuando beben suficiente se marean, vomita o se duerme. En cambio, quien sí sufre de alcoholismo, empieza a desarrollar una capacidad especial para beber más, la cual es festejada en nuestra sociedad, lo que le impide darse cuenta que está avanzando en esta enfermedad que es lenta, pero progresiva.

Por otro lado, la parte mental tiene que ver con una obsesión por el alcohol, que es muy fuerte y duradera, que lo puede llevar inexplicablemente hasta las puertas de la muerte, porque comienza a creer que la solución a todo tipo de problema, es tomarse un trago.

¿Existe una falta de empatía social respecto a esta enfermedad?

Si, el estigma es feroz. Por ejemplo, alguien que sufre una diabetes, un cáncer, es acompañado, la gente solidariza, pero con el alcoholismo no, porque es mal visto, está asociado a un vicio, a una inmoralidad, por lo tanto se tiende a aislar y castigar a la persona. Además, da mucha vergüenza, partiendo por el alcohólico mismo. Nadie quiere reconocer que sufre de esto. Es objeto de burla y cuando ya se desata el problema, cuando en la familia todos saben de esto, se le esconde, se oculta a los demás, en vez de discutirlo o buscar una solución.

Esta enfermedad, además, tiene otra característica que afecta a su entorno brutalmente. Porque te provocas daño a ti mismo, pero también a tu familia y durante mucho tiempo, por lo que resulta complejo. Ellos, precisamente, son los primeros que empiezan a buscar información, en vista de que el afectado no quiere dejar de beber.

¿Es primordial el acompañamiento familiar en este proceso?

En el programa de recuperación lo primordial es aceptar que tienes un problema, no está muy ligado al acompañamiento, ni al apoyo, el que sin duda es deseable para la persona que comience este camino. Pero hay casos de compañeros que su entorno familiar se opone, porque se avergüenzan, porque beben, porque no están dispuestos a hacer ningún esfuerzo por él o ella. Es ideal, pero no es esencial.

¿Cómo es el proceso al interior de Alcohólicos Anónimos?

Somos una comunidad de hombres y mujeres que se apoyan mutuamente para mantenerse sobrios, nos dedicamos a no beber, que en definitiva es la misma solución que da la ciencia para esta problemática, es decir, nunca se ha descubierto un medicamento que permita a un alcohólico recuperar su capacidad para beber normalmente, porque la única medicación que hay son los que te intentan obligar a no beber, porque si no, tu cuerpo se enroncha, te mareas o te dan nauseas, etc.

Las reuniones son de autoayuda. No son terapias, no hay profesionales. Somos todos alcohólicos que hemos ido aprendiendo y vamos entregando esos conocimientos. Destacar, además, que uno puede participar con la periodicidad que uno quiera, no se pasa asistencia, ni tampoco hay algún tipo de presión.

¿Algún mensaje final que le gustaría entregar a la comunidad de la Arquidiócesis?

Nuestro principal mensaje es que Alcohólicos Anónimos funciona. El alcoholismo tiene una solución en este programa espiritual. Reitero, el único requisito es querer dejar de beber. Actualmente, en la región tenemos siete grupos funcionando con un promedio de 10 participantes cada uno, más todos quienes han pasado por este proceso, somos muchos ejemplos vivos de que este programa funciona. Quizá la mala noticia es que el alcoholismo no tiene remedio, pero este servicio salva vidas. Finalmente, quisiera decir que cualquier persona que tenga problemas con el alcohol, o posea algún ser querido en esta situación, visítenos, porque Alcohólicos Anónimos funciona.

 

* Para quienes necesiten la ayuda que brinda Grupo El Faro de Alcohólicos Anónimos, pueden asistir 15 minutos antes de cada sesión (miércoles 19:30 o sábado 11:00 horas) a la parroquia El Sagrario-La Merced (Av. Balmaceda 390) o bien contactarse a los teléfonos +56 9 9152 3981 - +56 9 4847 2041 - +56 9 7768 1365, al mail contacto@grupoelfaro.cl o ingresar al sitio web www.grupoelfaro.cl  


    
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