Domingo 14 de Abril, 2019

Semana Santa

 


Columna del Arzobispo René Rebolledo publicada en el diario La Región

La iniciaremos en todas nuestras parroquias y comunidades, Dios mediante, el 14 de abril con el Domingo de Ramos de la pasión del Señor y la concluiremos el 21 con el Domingo de Pascua, Resurrección del Señor. Son los días mayormente significativos en nuestro camino de fe. Celebramos en comunidad los acontecimientos más importantes en la vida de nuestro Señor y, por tanto, los fundamentales para sus discípulos misioneros.

Es la celebración del Domingo de Ramos la puerta de entrada a la Semana Santa, tiempo de oración, reflexión y celebración. Acostumbramos llamarle tradicionalmente Semana Santa, dado que al centro de estos días está Cristo y su misterio de pasión, muerte y resurrección. En las celebraciones, muy bellas y vividas con gran recogimiento por parte de los fieles, hacemos memoria de estos misterios.

El Domingo de Ramos nos recuerda la entrada triunfal de nuestro Señor en la ciudad de Jerusalén. También nosotros nos situamos en las puertas de Jerusalén para celebrar a Cristo, el Cordero de Dios, que se dispone al sacrificio, a ofrecer su vida por todos nosotros en el madero de la cruz.

El Miércoles Santo anticipamos en la Arquidiócesis la Misa Crismal. En ella bendecimos los óleos y consagramos el Crisma, que serán utilizados en las celebraciones de algunos sacramentos en nuestras parroquias. Destaca en esta celebración la presencia de todos los sacerdotes, puesto que también anticipamos el Día del Sacerdocio Ministerial.

El Jueves Santo es para la comunidad un día entrañable. El Señor en un día como este instituyó la santa Eucaristía, constituyó a sus apóstoles sacerdotes, vale decir, mediadores para la celebración de la Palabra y los santos sacramentos.

Gran cantidad de fieles acude el Viernes Santo a participar del Vía Crucis, como signo del acompañamiento fiel a Cristo por el camino de la cruz: tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo único, para que quien crea en Él no muera, sino tenga vida eterna (Jn 3, 16).

La Vigilia Pascual y el Domingo de Resurrección son las celebraciones que convocan la mayor cantidad de fieles a lo largo del año. En la Antífona de Entrada del domingo de Pascua, Resurrección de nuestro Señor, leeremos: He resucitado y estoy de nuevo contigo, aleluia. Pusiste tu mano sobre mí, aleluia: ¡Que admirable es tu sabiduría! Aleluia, aleluia.

El Padre Eterno resucitó a su hijo Jesús. Él es la fuente, el sustento y el fin de toda vida. Somos para siempre discípulos misioneros de Cristo Resucitado. Él da plenitud a nuestras vidas con su resurrección. ¡Él es nuestra vida!  

 

       


    
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