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Con mucha alegría y signos de esperanza, la comunidad parroquial “María Reina de los Apóstoles”, ubicada en el sector de Pan de Azúcar en Coquimbo, celebró este 25 de agosto 30 años de su creación. Y es que, unidos en profunda oración, fieles de todos los sectores aledaños participaron de la Eucaristía que presidió el Arzobispo René Rebolledo Salinas, presentado diversas ofrendas en agradecimiento por tantos años de atención espiritual a sus habitantes.
La parroquia, erigida en el sector Santa Filomena, está compuesta por 12 capillas que reúnen a más 20 localidades del lugar, desde el cruce La Cantera por le norte hasta la cuesta Las Cardas, camino a Ovalle, por el sur, con 40 kilómetros de extensión.
“Hemos tenido una hermosa celebración en el aniversario de una parroquia relativamente joven. Han estado presente numerosos agentes de pastoral que han permanecido en la comunidad desde sus inicios. Eso es muy bello y entrega un testimonio de amor a Dios y la Iglesia. Creo que el desafío principal para el porvenir es mantener este compromiso con Jesucristo, así como también ir transmitiendo a las nuevas generaciones esa motivación de tantos feligreses que han entregando con generosidad su fidelidad al servicio de la fe por tantos años”, manifestó el P. Francisco Mesa, administrador parroquial del sector.
Testimonios de servicio
Una de las feligresas presentes en la especial ocasión fue Elena Álvarez, coordinadora parroquial, quien expresó sentirse muy feliz por este especial aniversario. “Es una instancia importante para nosotros. En estas tres décadas hemos ido caminando junto a María Santísima, comprometidos con este servicio al Padre celestial. Él nos dio la posibilidad de construir este templo donde nos encontramos, así como también ir fortaleciéndonos en forma espiritual”.
En tanto, Paula Castillo, integrante del coro, agradeció al Señor este acontecimiento que es una verdadera fiesta para toda la comunidad. “Yo participo desde que era una niña, incluso la primera comunión la realicé en el templo antiguo. Todo esto que hemos logrado como comunidad es signo del amor por Jesucristo y que somos bendecidos por Él. Vamos creciendo juntos y la Iglesia nos acompaña”.
