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El domingo 27° del Tiempo Ordinario que celebramos hoy, las comunidades y parroquias de la arquidiócesis lo viven en comunión con el santuario “Nuestra Señora del Rosario de Andacollo”. En efecto, anualmente en este día y desde hace años, nos convoca la Fiesta Chica. Son miles los peregrinos de la Región, como de otras ciudades del país y también del extranjero –especialmente de la hermana República Argentina- que suben a Andacollo a venerar a la Chinita, para presentarle a Ella su agradecimiento, solicitando también su intercesión, que los fieles manifiestan jamás les ha faltado. Preside la santa Misa este año el señor Nuncio de su Santidad Francisco, Mons. Alberto Ortega Martín. Lo saludamos con afecto y alegría entre nosotros, agradeciéndole honrarnos con su presencia y otorgarnos la bendición del Santo Padre.
La peregrinación se vive bajo el lema: “Ahí tienes a tu Madre” (Jn 19,27). Es providencial esta elección, dado que ayer -sábado 1 de octubre-, en el Día Internacional de las Personas Mayores, comenzamos a vivir en nuestras comunidades la Semana de la Familia, que se extiende hasta el domingo 9 de octubre.
A la Virgen santa de Andacollo confiamos los propósitos de nuestras familias y nos acogemos con total confianza a su intercesión de Madre ante su hijo Jesucristo nuestro Señor.
La Palabra del Señor de este domingo en boca de Lucas 17, 3-10 está mediada por la petición de los apóstoles: “Auméntanos la fe” (v.5). Varias son las enseñanzas del Señor en su respuesta, como ésta: “Si tuvieran fe como una semilla de mostaza, dirían a esta morera: Arráncate de raíz y plántate en el mar, y les obedecería” (v. 6). Luego, la de un hombre que ha trabajado todo el día y regresa del campo, tendrá aún que preparar de comer y servir a su amo. Concluye con su enseñanza el Señor: “Así también ustedes: cuando hayan hecho todo lo mandado, digan: Somos simples sirvientes, solamente hemos cumplido nuestro deber” (v. 10).
El pasaje del evangelio que acoge la comunidad en este día contiene preciosas enseñanzas. Ante todo, la humildad después de haber trabajado, servido o colaborado, “somos simples sirvientes”, también en nuestras familias y en la comunidad. Sobre todo, ante Dios estamos llamados a presentarnos con humildad y sencillez, simples servidores en su viña, pensando que nuestra salvación es un don de Dios y no un merecimiento por cuanto pudiéramos haber realizado. El Señor que tanto nos ama, con amor retribuirá nuestro empeño, entrega y esfuerzos.
Por otra parte, nos unimos a los apóstoles en la súplica: “Auméntanos la fe” (v.5), también para aceptar su enseñanza y buscar concretarla en nuestra vida. La Fiesta Chica que vivimos hoy en Andacollo nos renueve también en la profesión de nuestra Fe para seguir adelante en el camino de la vida en el nombre del Señor.
