Domingo 26 de Febrero, 2023

Por el camino de la Cuaresma hacia la Pascua

 


Columna publicada en diario La Región el domingo 26 de febrero por el Arzobispo René Rebolledo Salinas.

El miércoles 22 de febrero en las parroquias y comunidades de la Arquidiócesis –unidos a la Iglesia universal- iniciamos con fervor el tiempo de Cuaresma, que se prolonga hasta la Misa de la Cena del Señor, exclusive -el jueves 6 de abril-. Iniciamos este tiempo de gracia y de bendición con el gesto de la imposición de las cenizas, que es sencillo, austero y elocuente.  La Cuaresma  es un tiempo que ofrece el Señor a su Iglesia como una nueva oportunidad para volver a Él, convertirnos de corazón y encaminarnos a la Pascua. Contamos con elementos exteriores que nos ayudarán a una vivencia interior, la sencillez de la ornamentación en el templo, el predominio del color morado, los himnos y cantos propios de este tiempo, el silencio del aleluya y del gloria. Sin duda, la centralidad corresponde a la Palabra del Señor, que acogemos con ánimo agradecido y dispuestos a preparar el corazón, según sus exigencias. Todo ello para hacer memoria de los misterios fundamentales en la vida de nuestro Señor, también en nuestro discipulado misionero:  Su  Pasión, Muerte y Resurrección.

En el Evangelio de hoy, la prueba en el desierto, (cfr. Mt 4, 1-11), el Señor nos invita a adentrarnos con Él en el desierto. Esto significa, considerar también en nuestra vida las tentaciones, luchar decididamente contra ellas, facilitando de este modo el encuentro con nuestro Dios y Señor. Nos anima y fortalece el ejemplo de Jesús. En efecto, la revelación bíblica atestigua que Adán falló, también el pueblo de Israel y numerosos otros personajes presentes en los episodios relatados en la Escritura. Por desgracia, también nosotros constatamos que hemos fallado, que somos débiles, sin embargo, nuestro Maestro ha vencido la tentación. Tal victoria de Jesús es por su fidelidad al Padre y a la misión que Él le había encomendado. Esto significa que su vida entera ha dedicado a la lucha contra el mal. Él nos señala el camino y nos brinda la esperanza para vencer también nosotros nuestras tentaciones. La fortaleza de nuestro Señor está en el hecho que su existencia la refiere al Padre Eterno: Siempre en sus manos… Este es el camino fundamental que Él nos señala: Confianza y fortaleza en Dios su Padre. Mirando a Cristo, también nosotros estamos llamados a celebrar la victoria, venciendo la tentación… ¡nuestras tentaciones!

Al celebrar este primer domingo de Cuaresma, tenemos la oportunidad preciosa de reflexionar: ¿Qué desafío afrontar y asumir en la Cuaresma de este año? ¿Qué tentaciones es preciso que abordemos y cómo podemos superarlas? Sin duda, con la ayuda de Dios y el ejemplo que nos ofrece Cristo el Señor con su vida, nos animaremos mutuamente y encontraremos la fortaleza en Él, para cuanto debamos vencer.

La  participación   al  triple cuerpo del Señor, su Palabra, su Cuerpo y Sangre, y la comunión con la comunidad fraterna que lo celebra -domingo tras domingo- son nuestra mayor fortaleza para, como reza la Oración Colecta de este día: “que por la práctica anual de la Cuaresma, progresemos en el conocimiento del misterio de Cristo y vivamos en conformidad con Él”.


    
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