Jueves 14 de Septiembre, 2023

¡Vivamos la solidaridad!

 


Por René Rebolledo Salinas, Arzobispo de La Serena

Agosto de cada año, celebrando la pascua de San Alberto Hurtado –el
día 18 de este mes-, se ha hecho tradición denominarlo Mes de la Solidaridad.
La comunidad cristiana lo está viviendo bajo el lema: “La alegría de donar y
donarse”. Es la Pastoral Social Caritas de la Arquidiócesis que programa cada
año las actividades que se realizan en las parroquias, comunidades, colegios y
otras instancias pastorales. Significativo es el lema escogido este año, pues la
solidaridad está estrechamente ligada y es expresión de amor, donación,
adhesión, afecto, fidelidad, amistad, entre otros.
En conferencia tenida en Viña del Mar el 1946 San Alberto Hurtado
responde a la pregunta sobre cómo dar sentido a la vida: “¿Cuál debe ser
nuestra actitud?: ¡Sentido social!, servir, dar, amar. Llenar mi vida, de los
otros”. El Papa Benedicto XVI, en su Encíclica Deus Caritas Est, manifiesta:
“Según el modelo expuesto en la parábola del buen Samaritano, la caridad
cristiana es ante todo y simplemente la respuesta a una necesidad inmediata en
una determinada situación: los hambrientos han de ser saciados, los desnudos
vestidos, los enfermos atendidos para que se recuperen, los prisioneros
visitados, etc”, y, más adelante: “Quien ejerce la caridad en nombre de la
Iglesia nunca tratará de imponer a los demás la fe de la Iglesia. Es consciente
de que el amor, en su pureza y gratuidad, es el mejor testimonio del Dios en el
que creemos y que nos impulsa a amar” (31, a y c). La solidaridad, por tanto,
nacida desde nuestra comunión con Cristo y en Cristo, se ejerce atendiendo a
las necesidades del prójimo, ofreciendo también a ellos la mirada de amor que
precisan, junto a bienes externos que se les pudiere ofrecer. La disposición
permanente para solidarizar con las hermanas y hermanos que lo requieran, sin
conformarnos con proporcionar los bienes materiales necesarios para lo
inmediato es uno de los objetivos del Mes de la Solidaridad, que es
significativo de una actitud permanente.
El lema de este mes nos convoca a asumir la oportunidad de vivir la
solidaridad -el espíritu del samaritano- proponiéndonos el servicio al prójimo

con nuestro modesto aporte material y espiritual. Cada día el Señor nos brinda
la oportunidad para acudir a las necesidades de quienes están sufriendo,
también a aquellos que no se identifican con nuestra fe.
Se presenta este mes como una oportunidad valiosa –convocados a
acogerla- para una globalización de la solidaridad, permanente, activa, a todo
nivel, en la sociedad y en la Iglesia, potenciando lo que hemos recibido de
nuestros queridos antepasados. Nos hacen presente esta realidad nuestros
pastores en Aparecida el 2007: “Damos gracias a Dios y nos alegramos por la
fe, la solidaridad y la alegría, características de nuestros pueblos trasmitidas a
lo largo del tiempo por las abuelas y los abuelos, las madres y los padres, los
catequistas, los rezadores y tantas personas anónimas cuya caridad ha
mantenido viva la esperanza en medio de las injusticias y adversidades” (DA
26), por ello, el desafío de “promover una globalización diferente que esté
marcada por la solidaridad, por la justicia y por el respeto a los derechos
humanos, haciendo de América Latina y el Caribe no solo el Continente de la
esperanza, sino también el Continente del amor” (DA 64).
El viernes 18 de agosto la comunidad cristiana agradece a Dios el gran
ejemplo de San Alberto Hurtado en el seguimiento de su Hijo Jesucristo
nuestro Señor, dedicando su vida a los sufrientes, enfermos, pobres y
necesitados. Bajo su inspiración y en su ejemplo, nos animamos mutuamente a
construir una cultura solidaria: “Los discípulos y misioneros de Cristo
promueven una cultura del compartir en todos los niveles en contraposición de
la cultura dominante de acumulación egoísta, asumiendo con seriedad la
virtud de la pobreza como estilo de vida sobrio para ir al encuentro y ayudar a
las necesidades de los hermanos que viven en la indigencia” (DA 540). Este es
el gran desafío: ¡Vivamos la solidaridad!


    
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