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Durante la homilía, el arzobispo expresó su profundo agradecimiento hacia los dedicados catequistas, destacando su arduo trabajo y entrega en la formación espiritual de estos confirmados. Durante un año, estos se sumergieron en el camino del Señor, guiados por la enseñanza y el compromiso de sus catequistas.
La Confirmación no solo simboliza un paso esencial en la vida espiritual de los confirmados, sino que también refleja el impacto positivo de la labor pastoral en la comunidad la cual se une en alegría y gratitud por este momento cargado de felicidad.
Esta celebración no solo fortalece los lazos espirituales de los confirmados con su fe, sino que también destaca la importancia de la colaboración entre la comunidad parroquial y los catequistas.