|
|
Tweet |
|
Los fieles de la Vicaría de La Serena se despertaron agradeciendo a Dios por la bendición de la lluvia, tan necesaria para alimentar los campos y cultivos de los valles Elqui y Limarí que se han visto afectados por la larga sequía. Mismo fenómeno atmosférico que obligó a suspender la hermosa procesión que se tenía preparada para celebrar la Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo y que culminaría con una adoración al Santísimo en las afueras del templo Santo Domingo.
Sin embargo, numerosos fieles de las parroquias y comunidades de la Vicaría de La Serena, llegaron hasta el templo parroquial “El Sagrario-La Merced” para dar gracias al Señor y celebrar juntos la Eucaristía, que fue presidida por el Arzobispo, Mons. René Rebolledo, en compañía de sacerdotes y diáconos permanentes de las parroquias “San Juan Evangelista” de Las Compañías, “San José de Juan Soldado” y “San Marcelino Champagnat” del mismo sector, “San José Obrero” de La Antena, “Ntra. Sra. de Lourdes” y “San Isidro” de La Pampa, junto a los anfitriones del centro de la ciudad colonial.
Previo a la santa Misa, los asistentes participaron de un momento de reflexión y oración junto al Santísimo Sacramento, oportunidad en la que también se acercaron al perdón del Señor mediante la Confesión.
Gratitud a Dios por la lluvia
El P. Isauro Covili, Vicario de La Serena, manifestó: “Por un lado lamentamos que se haya suspendido la procesión, pero por otra parte sabemos que necesitamos la lluvia, por lo que no podemos estar tristes. Especialmente en este día que celebramos una fiesta tan importante, porque desde el comienzo de la historia de la Iglesia ha sido una prolongación de la Última Cena de Jesús, donde nos acercamos a adorar y testimoniar desde la fe reconociendo a Jesucristo en su presencia sacramental en medio del pueblo de Dios”.
Por su parte, Mons. René Rebolledo destacó la alegría que produce la bendición del Señor al regalarnos la lluvia y nieve “tan necesaria para nuestros campos. Es cierto que tuvimos que sacrificar la procesión en honor al Sagrado Cuerpo y la Sangre Preciosa de nuestro Señor, pero también es una alegría reunirnos de igual forma en esta Eucaristía, en la cual elevamos una palabra de gratitud a Dios”.
